Estudiantes pueden acceder a programas de bachillerato internacional: 80 bolivianos tuvieron esa posibilidad.
“Es tan extraño despertarse con una persona al lado, de quien no sabías que existía su país, salir al campus y ver a 200 personas de 92 diferentes nacionalidades. Realmente es una experiencia maravillosa; es como ver el mapamundi sin fronteras”, dice con una alegría contagiosa Gabriela Cabrera, que tuvo la oportunidad de vivir la experiencia de Colegios Unidos del Mundo, un movimiento que tiene la finalidad de reunir a estudiantes bachilleres de 16 a 18 años de toda raza y religión para que puedan convivir y ser embajadores de la paz.
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| Jóvenes becarios de distintos lugares del mundo en una reunón de UWC |
Ella fue ganadora de una beca para obtener el Diploma de Bachillerato Internacional y actualmente es miembro del Comité de Colegios Unidos Mundo en Bolivia. Antes de llegar a las instalaciones del Colegio Unido de Costa Rica estudiaba en la unidad educativa San Ignacio, de Bajo Següencoma, de la ciudad de La Paz. Cursaba el cuarto año de secundaria en 2007.
Pero su vida cambió en el transcurso de los dos años que dura el curso de bachillerato. Entre todas las materias, una en especial impulsaba su creatividad e imaginación.
Cuenta que, por ejemplo, si un estudiante quiere ir a bucear al mar como una actividad dentro de un proyecto específico, el alumno tiene todo el apoyo operativo y económico de la institución y el plantel docente.
Ella, junto a su mejor amigo chileno, Edgardo Sansana, emprendieron una actividad social. Los dos, enfocados en la medicina, ayudaban durante algunas horas de la semana a un hogar de niños dirigido por monjas.
“Los niños enfrentaban dificultades mentales, parálisis y otras discapacidades y nosotros íbamos frecuentemente a ayudarlos a comer”, relata satisfecha por el trabajo cumplido.
Por iniciativa propia muchas veces se disfrazaban de payasos para robarles una sonrisa a los niños. Con todas las experiencias vividas, Gabriela asegura que la persona que va a los Colegios Unidos es la más feliz durante dos años.
Según explica la joven, después de obtener el Diploma de Bachiller Internacional, los estudiantes tienen el deber moral de contribuir con la organización en los comités nacionales para que otros jóvenes puedan beneficiarse con una beca y de esa manera el número de embajadores de la paz crezca.
La graduada René Michel también vivió la experiencia y cuenta el compromiso de los estudiantes después de dos años, que es pertenecer a la Comisión Nacional para reclutar a nuevos alumnos.
Bolivia es parte de Colegios Unidos del Mundo desde 1981, gracias a la colaboración del cónsul honorario de Canadá, Mike Wooglar, y del abogado boliviano René Blattmann.
La primera estudiante beneficiada fue al Pearson College, un establecimiento en Canadá, y en 1982 otra boliviana se cobijó en las aulas del Colegio Armand Hammer, de Estados Unidos.
Colegios Unidos en el país
Hasta 1983, los alumnos que cursaban el segundo curso en las unidades educativas podían ser parte del programa, pero posteriormente el rango se elevó a los últimos cursos, con edades de 16 y 17 años. Durante seis años no existía un Comité Nacional en el país, pero en 1987 Blattmann junto a Pablo Lara fueron elegidos como representantes.
El papel de las comisiones es seleccionar a los estudiantes para que opten a una beca. El proceso de admisión se inicia con una convocatoria lanzada en los primeros meses del año.
Como el aprendizaje dura dos años, la convocatoria va por ese camino.
Actualmente la invitación está en proceso y, a diferencia de años anteriores, cinco estudiantes serán becados.
La recepción de documentos finaliza el próximo 15 de marzo.
Los colegios a los que se puede aspirar están repartidos en los cinco continentes (ver infografía) y entre los requisitos para la postulación figuran el compromiso de volver a Bolivia, tener interés en promover la comprensión cultural entre las naciones del mundo, vocación de servicio a la comunidad y tener un carácter maduro.
Hasta hoy, 70 estudiantes bolivianos se han graduado de Colegios Unidos del Mundo y diez se encuentran en diferentes países cursando las materias.
El anhelo de Cabrera y Michel es compartir la experiencia que tuvieron en las aulas de los Colegio Unidos a otras personas, para que ellas sean portadoras de esta semilla de colaboración.
Juntas son embajadoras de la paz y comparten la experiencia vivida por los lugares que visitan.
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