El nuevo rector sostiene que la UMSA debe recuperar su protagonismo y calidad académica.
El flamante rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y ex defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, afirmó que la casa de estudios superiores de La Paz ha experimentado un "nomeimportismo muy peligroso”, que "debe ser revertido”, a fin de devolverle el rol que le corresponde en la sociedad.
"No estoy diciendo que la UMSA se afilie a un partido o se convierta en una institución anti o pro gubernamental. Los dos extremos son negativos”, opinó en entrevista con Página Siete.
Al referirse a su futura gestión, dijo que aspira a ayudar a la universidad paceña a recuperar los niveles académicos, a fin de ubicarla en lugares destacados de los rankings internacionales.
Admitió que su labor como activista de los derechos humanos y defensor del Pueblo pudo haberle creado enemistades y resentimientos con los poderes públicos, pero señaló que no deberían afectar a las relaciones institucionales de la UMSA con el Estado.
"Personalmente creo que el señor Evo Morales no puede verme ni en pintura, porque él pensaba que la Defensoría tenía que convertirse en una repartición del Gobierno y la Máxima Autoridad Ejecutiva también”, señaló.
Página Siete.- Hubo intentos de cerrarle el paso a la Rectoría. ¿Cuál cree que fue la intención?
El cálculo electoral. Mis adversarios no esperaban que yo fuera a postular. Sintieron que mi postulación afectaba su interés. Yo nunca hubiese sido enemigo de ellos. Entiendo que en cualquier contienda electoral a tu rival no le va a agradar tu postulación. Es parte del juego democrático y tiene que haber la madurez, la tolerancia y la convicción democrática para asumirlo. Además es necesario tener convicción cuando postulas a un cargo electivo. Puedes ganar o perder y el que pierde debe tener la nobleza de reconocer, y si es posible respaldar la gestión del ganador. Es la base de la democracia. Entonces, no tiene por qué inquietarte el potencial electoral de tu adversario. Pero ése no fue el parámetro de mis adversarios. Empezó la guerra sucia, a través de dos vías. Primero, hacer todo lo posible para que mi persona quede fuera de la contienda mediante la manipulación del comité electoral para que no me habilite, y segundo, la que no puedes enfrentar personalmente porque lo hacen desde la clandestinidad, vía internet o panfletos anónimos.
Página Siete. - Si bien el rector de la UMSA siempre ha sido una persona importante e influyente, la campaña de este año ha ido un poco más allá, tal vez por el momento electoral que vive el país. ¿Qué opina sobre esto?
Quizá se ve en la universidad y especialmente el cargo de rector, como un cargo político (en el buen sentido de la palabra), que catapulta a la persona en el escenario nacional. Yo no reniego de ese aspecto, lo que sí me parece fundamental es que el interés individual no puede estar por encima del interés institucional. Si tú estás postulando a ese cargo y estás viendo lo que quieres hacer por esa institución, has advertido sus falencias, sus asignaturas pendientes, objetivos no consolidados, entonces estás trabajando con altruismo. Tendría que ser así. Por tanto, ese fin institucional no puede quedar subordinado al interés personal.
Página Siete.- ¿A eso atribuye que la campaña haya sido tan dura?
Cuando tú priorizas lo individual, cuando en lo personal lo tomas tan a pecho, ves a cualquier persona que se te cruza en tu camino como tu enemigo, no como tu adversario, y quieres liquidarlo. Se pierde el elemento humano que es importante. A esa lógica responde la guerra sucia, una guerra que se torna inhumana, no tiene límites. Si puedes echar barro, si puedes matar civilmente al adversario para que nunca más se levante, lo vas a hacer.
Página Siete. - En una de sus propuestas electorales y después de haber sido elegido, ha sostenido que quiere devolverle a la universidad el rol protagónico en las luchas políticas y sociales.
Creo que la UMSA ha experimentado un nomeimportismo muy peligroso y que debe ser revertido. No estoy diciendo que la UMSA se afilie a un partido o que se convierta en una institución anti o pro gubernamental, los dos extremos son negativos. La UMSA tiene que incentivar el debate ideológico, el debate político en las universidades, donde han surgido las ideas de la independencia, de la República, etc. Sería absurdo coartar eso. Más bien hay que incentivarlo. La UMSA tuvo acciones contestatarias muy valiosas frente al Estado, fue la que más se confrontó con las dictaduras militares. Creo que hay héroes democráticos de la universidad. Por eso lo primero que hacían los militares al dar golpes de Estado era cerrar la universidad antes que cerrar el Palacio de Gobierno o el Parlamento. Creo que la UMSA ha perdido ese protagonismo y debe recuperarlo.
Página Siete.- Hay muchas críticas en relación a la baja calidad académica de las universidades bolivianas…
Creo que el neoliberalismo le ha hecho daño a la universidad porque ha aniquilado las potencialidades de la UMSA, ha impulsado un nomeimportismo, una indiferencia muy peligrosa, bajo el argumento de que a la universidad se viene a estudiar y punto. El neoliberalismo estaba muy interesado en producir profesionales para el mercado exclusivamente, independientemente de que tengan o no sensibilidad humana, que quieran contribuir al desarrollo de sus país o velar por los derechos de su pueblo. El neoliberalismo piensa en cifras, no en el ser humano. La dirigencia universitaria anterior, por ejemplo, era soñadora, altruista, con sus virtudes y defectos. Con el neoliberalismo, la dirigencia universitaria era tremendamente pragmática y prebendalista. Antes, desde la FUL, podías reclamar por el país, por el pueblo; en los años posteriores, la FUL sólo servía para exigir plata, para recibir dinero de la misma universidad, para distribuir cuotas de poder, incluso para decidir cargos administrativos, en función netamente de prebendas, ligado hasta con la delincuencia. Es una vergüenza, pero es lo que he visto en los últimos años. Dos dirigentes de la FUL tuvieron que salir por el techo.
Página Siete.- ¿No es preocupante que ni la UMSA ni ninguna universidad boliviana figure en ningún ranking de excelencia de las universidades de la América Latina y el mundo?
Absolutamente de acuerdo. Una universidad que no investiga, no hace ciencia, que el producto de esa investigación científica no beneficie a la sociedad, no puede llamarse universidad pública. Partiendo de esa realidad, debemos desarrollar un proyecto ambicioso, gigantesco y decidido para resolver ese problema. No es por el ranking, sino por el sentido de existencia de la universidad pública en Bolivia. Yo creo que sí existen recursos actualmente. No es una sola la fuente de financiamiento de la universidad, el IDH, está el TGN, recursos propios, etc. Si bien no hay bonanza, sí hay recursos. Se supone que éstos deben ser destinados prioritariamente a la parte académica, a la investigación. ¿Cómo podemos recuperar esos espacios? Para empezar, procurando que las más de 50 carreras que existen puedan ser acreditadas internacionalmente, y la acreditación internacional no se la consigue negociando, sino mostrando calidad académica, contenidos.
Página Siete.- Su trabajo como activista de los derechos humanos y después como defensor del Pueblo ha provocado enfrentamientos con las autoridades y eso seguramente ha dejado huellas que podrían afectar el trabajo institucional de la UMSA con los poderes del Estado.
Durante mi gestión como defensor pasaron tres presidentes. A ninguno le he permitido, y lo hice con mucho respeto, que interfiera en mi actividad. Les aclaré cuál era mi función y les hice notar la independencia política del defensor del Pueblo, que no recibe instrucción de ningún poder. Claro, en general, pude haber generado algún resentimiento. Personalmente creo que el señor Evo Morales no puede verme ni en pintura, porque él pensaba que la Defensoría tenía que convertirse en una repartición del Gobierno y la Máxima Autoridad Ejecutiva también. No me preocupa que las autoridades se resientan, unas más que otras. Quizá la reacción más dura fue con Sánchez de Lozada, en su primer gobierno, cuando fui secuestrado, un episodio muy triste, muy doloroso. Son gajes del oficio. Siempre la actividad de la defensa de los derechos humanos es controversial, porque el violador de los derechos nunca va a ver con buenos ojos tu actividad y la víctima se va a apoyar en ti.
Página Siete.- ¿Qué tipo de universidad podemos esperar de su gestión?
Aspiro como ambición legítima una universidad que haya recuperado los niveles académicos acorde a estos tiempos, y que esté en los lugares correspondientes en los rankings internacionales. No sé cuánto tiempo tomará esto, pero hay la predisposición y la necesidad de hacerlo. Segundo, una universidad cuya investigación científica sea producto de ello de manera palpable y que beneficie al desarrollo departamental y nacional. Tercero, una universidad que esté involucrada en el respeto interno de los derechos humanos, donde se hayan extinguido los bolsones de autoritarismo, de intolerancia y de atropello cotidiano a los derechos de las personas, trabajadores, docentes o estudiantes.
Página Siete/La Paz
El flamante rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y ex defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, afirmó que la casa de estudios superiores de La Paz ha experimentado un "nomeimportismo muy peligroso”, que "debe ser revertido”, a fin de devolverle el rol que le corresponde en la sociedad.
"No estoy diciendo que la UMSA se afilie a un partido o se convierta en una institución anti o pro gubernamental. Los dos extremos son negativos”, opinó en entrevista con Página Siete.
Al referirse a su futura gestión, dijo que aspira a ayudar a la universidad paceña a recuperar los niveles académicos, a fin de ubicarla en lugares destacados de los rankings internacionales.
Admitió que su labor como activista de los derechos humanos y defensor del Pueblo pudo haberle creado enemistades y resentimientos con los poderes públicos, pero señaló que no deberían afectar a las relaciones institucionales de la UMSA con el Estado.
"Personalmente creo que el señor Evo Morales no puede verme ni en pintura, porque él pensaba que la Defensoría tenía que convertirse en una repartición del Gobierno y la Máxima Autoridad Ejecutiva también”, señaló.
Página Siete.- Hubo intentos de cerrarle el paso a la Rectoría. ¿Cuál cree que fue la intención?
El cálculo electoral. Mis adversarios no esperaban que yo fuera a postular. Sintieron que mi postulación afectaba su interés. Yo nunca hubiese sido enemigo de ellos. Entiendo que en cualquier contienda electoral a tu rival no le va a agradar tu postulación. Es parte del juego democrático y tiene que haber la madurez, la tolerancia y la convicción democrática para asumirlo. Además es necesario tener convicción cuando postulas a un cargo electivo. Puedes ganar o perder y el que pierde debe tener la nobleza de reconocer, y si es posible respaldar la gestión del ganador. Es la base de la democracia. Entonces, no tiene por qué inquietarte el potencial electoral de tu adversario. Pero ése no fue el parámetro de mis adversarios. Empezó la guerra sucia, a través de dos vías. Primero, hacer todo lo posible para que mi persona quede fuera de la contienda mediante la manipulación del comité electoral para que no me habilite, y segundo, la que no puedes enfrentar personalmente porque lo hacen desde la clandestinidad, vía internet o panfletos anónimos.
Página Siete. - Si bien el rector de la UMSA siempre ha sido una persona importante e influyente, la campaña de este año ha ido un poco más allá, tal vez por el momento electoral que vive el país. ¿Qué opina sobre esto?
Quizá se ve en la universidad y especialmente el cargo de rector, como un cargo político (en el buen sentido de la palabra), que catapulta a la persona en el escenario nacional. Yo no reniego de ese aspecto, lo que sí me parece fundamental es que el interés individual no puede estar por encima del interés institucional. Si tú estás postulando a ese cargo y estás viendo lo que quieres hacer por esa institución, has advertido sus falencias, sus asignaturas pendientes, objetivos no consolidados, entonces estás trabajando con altruismo. Tendría que ser así. Por tanto, ese fin institucional no puede quedar subordinado al interés personal.
Página Siete.- ¿A eso atribuye que la campaña haya sido tan dura?
Cuando tú priorizas lo individual, cuando en lo personal lo tomas tan a pecho, ves a cualquier persona que se te cruza en tu camino como tu enemigo, no como tu adversario, y quieres liquidarlo. Se pierde el elemento humano que es importante. A esa lógica responde la guerra sucia, una guerra que se torna inhumana, no tiene límites. Si puedes echar barro, si puedes matar civilmente al adversario para que nunca más se levante, lo vas a hacer.
Página Siete.- En una de sus propuestas electorales y después de haber sido elegido, ha sostenido que quiere devolverle a la universidad el rol protagónico en las luchas políticas y sociales.
Creo que la UMSA ha experimentado un nomeimportismo muy peligroso y que debe ser revertido. No estoy diciendo que la UMSA se afilie a un partido o que se convierta en una institución anti o pro gubernamental, los dos extremos son negativos. La UMSA tiene que incentivar el debate ideológico, el debate político en las universidades, donde han surgido las ideas de la independencia, de la República, etc. Sería absurdo coartar eso. Más bien hay que incentivarlo. La UMSA tuvo acciones contestatarias muy valiosas frente al Estado, fue la que más se confrontó con las dictaduras militares. Creo que hay héroes democráticos de la universidad. Por eso lo primero que hacían los militares al dar golpes de Estado era cerrar la universidad antes que cerrar el Palacio de Gobierno o el Parlamento. Creo que la UMSA ha perdido ese protagonismo y debe recuperarlo.
Página Siete.- Hay muchas críticas en relación a la baja calidad académica de las universidades bolivianas…
Creo que el neoliberalismo le ha hecho daño a la universidad porque ha aniquilado las potencialidades de la UMSA, ha impulsado un nomeimportismo, una indiferencia muy peligrosa, bajo el argumento de que a la universidad se viene a estudiar y punto. El neoliberalismo estaba muy interesado en producir profesionales para el mercado exclusivamente, independientemente de que tengan o no sensibilidad humana, que quieran contribuir al desarrollo de sus país o velar por los derechos de su pueblo. El neoliberalismo piensa en cifras, no en el ser humano. La dirigencia universitaria anterior, por ejemplo, era soñadora, altruista, con sus virtudes y defectos. Con el neoliberalismo, la dirigencia universitaria era tremendamente pragmática y prebendalista. Antes, desde la FUL, podías reclamar por el país, por el pueblo; en los años posteriores, la FUL sólo servía para exigir plata, para recibir dinero de la misma universidad, para distribuir cuotas de poder, incluso para decidir cargos administrativos, en función netamente de prebendas, ligado hasta con la delincuencia. Es una vergüenza, pero es lo que he visto en los últimos años. Dos dirigentes de la FUL tuvieron que salir por el techo.
Página Siete.- ¿No es preocupante que ni la UMSA ni ninguna universidad boliviana figure en ningún ranking de excelencia de las universidades de la América Latina y el mundo?
Absolutamente de acuerdo. Una universidad que no investiga, no hace ciencia, que el producto de esa investigación científica no beneficie a la sociedad, no puede llamarse universidad pública. Partiendo de esa realidad, debemos desarrollar un proyecto ambicioso, gigantesco y decidido para resolver ese problema. No es por el ranking, sino por el sentido de existencia de la universidad pública en Bolivia. Yo creo que sí existen recursos actualmente. No es una sola la fuente de financiamiento de la universidad, el IDH, está el TGN, recursos propios, etc. Si bien no hay bonanza, sí hay recursos. Se supone que éstos deben ser destinados prioritariamente a la parte académica, a la investigación. ¿Cómo podemos recuperar esos espacios? Para empezar, procurando que las más de 50 carreras que existen puedan ser acreditadas internacionalmente, y la acreditación internacional no se la consigue negociando, sino mostrando calidad académica, contenidos.
Página Siete.- Su trabajo como activista de los derechos humanos y después como defensor del Pueblo ha provocado enfrentamientos con las autoridades y eso seguramente ha dejado huellas que podrían afectar el trabajo institucional de la UMSA con los poderes del Estado.
Durante mi gestión como defensor pasaron tres presidentes. A ninguno le he permitido, y lo hice con mucho respeto, que interfiera en mi actividad. Les aclaré cuál era mi función y les hice notar la independencia política del defensor del Pueblo, que no recibe instrucción de ningún poder. Claro, en general, pude haber generado algún resentimiento. Personalmente creo que el señor Evo Morales no puede verme ni en pintura, porque él pensaba que la Defensoría tenía que convertirse en una repartición del Gobierno y la Máxima Autoridad Ejecutiva también. No me preocupa que las autoridades se resientan, unas más que otras. Quizá la reacción más dura fue con Sánchez de Lozada, en su primer gobierno, cuando fui secuestrado, un episodio muy triste, muy doloroso. Son gajes del oficio. Siempre la actividad de la defensa de los derechos humanos es controversial, porque el violador de los derechos nunca va a ver con buenos ojos tu actividad y la víctima se va a apoyar en ti.
Página Siete.- ¿Qué tipo de universidad podemos esperar de su gestión?
Aspiro como ambición legítima una universidad que haya recuperado los niveles académicos acorde a estos tiempos, y que esté en los lugares correspondientes en los rankings internacionales. No sé cuánto tiempo tomará esto, pero hay la predisposición y la necesidad de hacerlo. Segundo, una universidad cuya investigación científica sea producto de ello de manera palpable y que beneficie al desarrollo departamental y nacional. Tercero, una universidad que esté involucrada en el respeto interno de los derechos humanos, donde se hayan extinguido los bolsones de autoritarismo, de intolerancia y de atropello cotidiano a los derechos de las personas, trabajadores, docentes o estudiantes.
"Creo que Evo Morales pensaba que la Defensoría tenía que convertirse en repartición del Gobierno”.
"El neoliberalismo le ha hecho daño a la universidad, ha aniquilado las potencialidades de la UMSA”.
Waldo Albarracín: Nunca he tenido una vocación antidemocrática
Entre el Waldo Albarracín recientemente elegido como rector de la Universidad Mayor de San Andrés y el que fuera presidente de la Asamblea de Derechos Humanos cuando Gonzalo Sánchez abandonó el país, luego de la "guerra del gas”, hay pocas diferencias: el abogado y docente de derecho se define en toda circunstancia como un activista de derechos humanos.
Sin embargo, no rehúye a la posición ideológica y se declara "hombre de izquierda”. Militó en el Movimiento Popular de Liberación Nacional (MPLN), "con Ramiro Velasco y José Chingo Baldivia. Yo era el menor del grupo; aprendí mucho de ellos”, recuerda. Luego ingresó al Partido Socialista 1, después del asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz. "Esa militancia duró hasta que ingresé a la Asamblea de Derechos Humanos; veía que ambas actividades eran incompatibles y me dediqué exclusivamente a la defensa de los derechos humanos”.
Su relación con la Asamblea fue extensa, la presidió durante cuatro gestiones que fueron clave para la defensa de los derechos humanos, civiles y políticos. Ese rol fue determinante en su elección como defensor del Pueblo, aunque también determinó su "distancia” con el proceso de cambio que lo impulsó y luego lo criticó. Acaba de ganar con el 60% las elecciones de la UMSA.
"No tengo por qué cambiar mis convicciones en DDHH”
Conocido como activista de los derechos humanos, Waldo Albarracín afirma que no tiene por qué cambiar sus convicciones sobre derechos humanos en su nueva responsabilidad al frente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
"Voy a seguir defendiendo los derechos humanos dentro y fuera de la universidad, voy a seguir manteniendo mi posición en contra de la impunidad”, dice a propósito de su reclamo para que su excompañero en la Asamblea y exministro de Gobierno Sacha Llorenti responda ante la justicia por la represión de Chaparina.
Al recordar el trabajo de esa época, dice que la relación con Llorenti en la Asamblea fue de respeto mutuo y solidaridad, pero que posteriormente, cuando se incorporó al Gobierno, "tuvo un cambio de 180 grados o se descubrió (como en realidad era), no tengo certeza”, afirma.
"De lo que estoy seguro es de que se embriagó en el poder, la jerarquía de los cargos lo envileció. Su vinculación muy cercana con los dos hombres más poderosos del Gobierno, el Presidente y el Vicepresidente, le dio poder y lamentablemente lo utilizó de la forma más negativa posible, en la violación de derechos humanos, incluso contra sus propios amigos de la Asamblea (de Derechos Humanos)”.
El nuevo rector de la UMSA quiere que la universidad estatal recupere su calidad académica.
La universidad debe contribuir al debate político ideológico y ahora está signada por el nomeimportismo
Una universidad que no investiga, que no beneficia a la sociedad, no puede llamarse universidad pública.